El Sindicato de Estudiantes de SFSU organizó una manifestación en asociación con otros campus de CSU el miércoles en contra del aumento de 34% en el costo de la matrícula aprobado el otoño pasado.
A pesar de casi tres horas de discursos, los estudiantes expresaron su solidaridad con sus compañeros, gritando palabras de apoyo, abrazandose uno al otro y riéndose juntos cuando se contaba un chiste en el escenario.
Entre los rostros de la multitud estaba el de Lizeth Martínez, quien mantenía una sonrisa durante cada discurso tras otro.
Hablando como estudiante de primera generación que también tiene estatus de veterano, Martínez dice que su educación es el único “lujo” que ha podido permitirse. Pero por el aumento de matrícula, podría verse obligada a dejar la escuela y volver a trabajar 12 horas al día.
“Yo vengo de nada. Mi mamá salió de la pobreza [en México] para tratar de darme una vida mejor, pero es lo mismo. ¡Estoy atorada aquí! Deberíamos habernos quedado haya”, dijo Méndez. “Ya estoy viviendo con lo mínimo. Tendría que dejar mi educación. Estoy en ese punto en el que tendría que dejar de ir a la escuela y volver a trabajar.”
Los organizadores del sindicato de estudiantes repartieron numerosos folletos durante la manifestación, instando a los estudiantes a participar. También se repartieron carteles de cartón hechos a mano entre los asistentes. Un folleto incluía un código QR para una encuesta destinada a evaluar las opiniones y problemas de los estudiantes. Según un aviso en el formulario, los resultados se presentarán a la administración de la universidad.
Las consignas que se escucharon durante la manifestación también incluyeron frases en tagalo, inglés y español.
“Tenemos una población étnica realmente grande aquí en SFSU y queríamos asegurarnos de incluir a todos, también estamos haciendo referencia a algunos movimientos internacionales hoy… así que no es sólo un movimiento anglosajón es un movimiento de todos”, dijo Japneet Khanuja, integrante del sindicato de estudiantes de SFSU quien estaba allí cuando el sindicato escribía las consignas.
¡Un pueblo unido, jamás será vencido! gritaba la multitud.
El estudiante Abel Cisneros Mata dice que los aumentos de costos en la universidad ya han comenzado a afectarlo. Después de haberse mudado este semestre a la opción de vivienda más cara de SFSU en Manzanita Square, Cisneros Mata dice que su paquete de ayuda financiera apenas alcanza para cubrir su matrícula y vivienda, lo que le deja alrededor de cien dólares para cubrir otros gastos.
Aunque le hubiera gustado permitirse un plan de comidas, obtiene la mayor parte de sus alimentos de Gator Groceries.
“Tenemos que luchar por la causa correcta, por un futuro mejor, por lo que es correcto”, dijo Cisneros Mata. “Todos merecen una educación independientemente de su estatus socioeconómico y es injusto subyugar a los estudiantes que son de la clase trabajadora. Al final, si conseguimos más aumentos en las matrículas, ni siquiera podré cubrir la vivienda y tendré que buscar otra cosa”.
A Giovanna Gines, una estudiante que trabaja como mentora para sus compañeros universitarios en el Programa de Oportunidades Educativas, se le permitió dejar el trabajo para participar en el mitin.
“Mi presupuesto está muy limitado porque el costo de las residencias también ha aumentado y si la matrícula aumenta tengo miedo de no poder seguir viviendo aquí. Probablemente tendría que aceptar otros trabajos,” dijo Ginés, que vive en University Park North. “Uno de mis objetivos es hacer un programa de posgrado. También estoy tratando de ahorrar para eso, por lo que me resulta muy difícil poder gestionar con todo eso financieramente”.
Se proyecta que la matrícula aumentará $342 para el otoño de 2024, lo que generará $148 millones en ingresos para todo el sistema CSU ese mismo semestre. El aumento se propuso para ayudar a aliviar el déficit presupuestario de 1.500 millones de dólares del CSU y fue aprobado por 15 votos a favor y 5 en contra en septiembre.
“Falté dos clases por esto. Afortunadamente mi primera profesora estaba con la causa, entonces vino con nosotros, pero a mi segunda profesora, ya me llegó la notificación de que [mi asistencia] ha sido cancelada. Pero, ese es el punto, ¿Qué no?” Méndez dijo con una sonrisa. “Quiero apoyar esto. Faltaré a tres clases, incluso todo el día si fuera necesario.”