Darlene De León, de 19 años, lleva dos semestres en la Universidad Estatal de San Francisco y aún se está adaptando a los retos y dificultades que implica ser estudiante universitaria. Ella cuenta con sus amigos para que la escuchen, ya que no está acostumbrada a hablar sobre sus sentimientos con sus padres.
“No le presto mucha atención, yo sigo haciendo lo mío, lo empujo para un lado, no se lo expresó a nadie”, dijo De León de su bienestar mental. Ella no conoce los varios recursos que existen en la universidad para ayudar con su salud mental, pero se autoayuda al salir a caminar y al pasar tiempo con sus amigas.
Experiencias como la de De León se comparten entre estudiantes latinos de varios colegios y universidades. De acuerdo con las estadísticas del Pew Research Center, solo 15% de hispanos de 25 a 29 años tienen un bachillerato o educación por encima, “Hispanos aún quedan detrás de los otros grupos en graduarse de una universidad de cuatro años”. Al ser los primeros miembros de su familia en llegar a la universidad tienen que lidiar con el estrés que lo acompaña.
Pero varios estudiantes vienen de un hogar en el que no se habla sobre la salud mental y tampoco se pide ayuda. Así que, cuando llegan a enfrentarse a dificultades, sufren por la falta de conocimiento sobre la salud mental.
En un artículo académico en The Journal of Healthcare for the Poor and Underserved, Robert Rosales y Rocío Calvo notan que los hispanos “son más susceptibles de buscar atención médica de organizaciones que cuidan de gente que ya conocen”. Varios hispanos buscan doctores que hablan español o que son hispanos porque se sienten más cómodos con ellos que con alguien no es hispano.
Esta es la misma filosofía aplicada en el Latinx Student Center que se encuentra en SF State. El director del LSC, Emmanuel Padilla, dice que en la comunidad latina se espera que cada uno sobreviva por su cuenta.
“Yo puedo, yo puedo, yo puedo”, Padilla dijo que exclaman sus integrantes. “Eso causa que muchos se sientan presionados a seguir aguantando con más fuerza”.
Padilla también recalcó la importancia de hablar con los estudiantes sobre pedir ayuda porque en su propia experiencia no fue hasta que llegó a la universidad que habló con un consejero. La gente le decía que había recursos disponibles, pero, al no estar expuesto a los servicios para la salud mental, había una barrera que tuvo que atravesar por su propia cuenta.
“Necesitaba ayuda, era algo difícil de admitir porque no sabía qué significaba”, Padilla dijo. A raíz de sus propias experiencias con la salud mental, Padilla espera poder animar a los estudiantes a buscar ayuda hablando sobre sus propias experiencias y facilitando un espacio seguro para estudiantes latinos; eso es lo que contribuyó a la creación del Latinx Center hace solo un año.
Hadil Caldera, que está en su tercer año de la universidad, aprovecha los servicios para la salud mental disponibles en la universidad y también depende de sus amigas para manejar su bienestar. Para ella, la salud mental significa tener “una comprensión emocional, mental y física de los propios problemas y cómo lidiar con ellos”.
Aunque a Hadil se le hizo difícil durante su niñez no poder platicar sobre su salud mental con sus padres, ella reconoce que la actitud de ellos se puede deber mucho a lo que vivieron como inmigrantes. Dice que pasaron por muchas batallas juntos y la tuvieron a una edad muy temprana. Hay muchos otros factores, entre ellos la inmigración, que pudieran contribuir a la forma en que se tratan unos a otros.
“Los padres de mi pareja se asemejan más a golden retrievers, en cambio mi familia se asemeja a un gato que siempre está molesto”, dijo Caldera. En vista de que no cuenta con sus padres para hablar de la salud mental, visita el centro de Consejería y Servicio Psicológicos porque ahí puede hablar con un psicólogo y recibir apoyo.
CAPS es un servicio disponible para los estudiantes de SF State.
Ana Frías-Bravo, consejera de CAPS, dijo que varios estudiantes latinos dudan o se resisten a buscar ayuda mental ya que en muchos de sus hogares esos temas están muy estigmatizados. Existen varias ideas erróneas sobre la salud mental: qué es, quién la debería buscar y cuándo.
El centro CAPS tiene un taller titulado CAPS 101, donde se explican los servicios que tienen disponibles para los estudiantes. Además, facilitan sesiones en grupo donde se dedican a un solo tema. CAPS también tiene talleres como Raíces y Resistencia, coordinado para estudiantes universitarios de primera generación e hispanohablantes y latinos.
“Hacer psicoeducación acerca de la terapia y salud mental es crucial”, dijo Frías-Bravo por correo electrónico. “Muchas veces, CAPS va a ser la primera experiencia de terapia para algunos de nuestros estudiantes. Queremos asegurarnos de que estamos llevándoles el paso y dirección”.
Estos programas, dedicados a animar a los estudiantes que se identifican como Latinx para lograr normalizar la salud mental, son importantes, ya que en la comunidad “impresiones y conceptos erróneos todavía persisten”, dijo Frías-Bravo. Y añadio que, para manejar su bienestar emocional y mental, los estudiantes están llevando a cabo exitosamente prácticas como la incorporación de tés y hierbas, la involucración con la comunidad, la meditación, la jardinería, el canto, la escritura y el baile.
Cuando los estudiantes no reciben tratamiento y servicios para su salud mental, se pueden impactar la salud física y otras áreas de sus vidas de forma negativa. En los Estados Unidos, debido a la falta de acceso a seguros médicos, varios hispanos no logran conseguir ayuda médica ni psicológica, dijo Jeanne Miranda en un estudio publicado en The American Journal of Psychiatry.
De acuerdo con este estudio, los médicos “respondieron con menos presteza a las variaciones en la gravedad de la depresión entre los pacientes de minorías raciales en comparación con pacientes blancos, lo que implica que los médicos son menos capaces de ‘leer’ gravedad entre minorías”. Esto pone más a riesgo a la comunidad latina de estar en un estado constante de enfermedad.
La Profesora Arianna Vargas, del departamento de estudios latino/as, dijo que “La atención a la salud mental sí estaba presente en los ancestros latinos. Antes de la colonización, era algo que sí importaba y lo vemos con las actividades presentes hoy día en la comunidad latina. Todavía hacen círculos de curación”.
Durante su tiempo en la universidad, Vargas fue voluntaria en la Clínica Martin Baro, una clínica dirigida por estudiantes de la Universidad de California, San Francisco (UCSF) y estudiantes de SFSU.
Esta clínica atiende a personas de bajos recursos y a la comunidad latina sin cobertura médica. Además de atención médica, la clínica ofrece servicios de salud mental alternativos. En vez de pedir cita para hablar con un psicólogo, cuando un paciente está esperando que lo llame el doctor, un estudiante dirige una plática en grupo. Estas pláticas sirven como un lugar seguro donde la gente se puede desahogar.
“Es una forma terapéutica de sanar para nuestra comunidad, y recuerdo haber visto entrar gente que no tenía cita con el doctor, pero que querían platicar y ser escuchados”, dijo Vargas.
Esta historia es parte de una colaboración entre GGX y la clase JOUR223, Bilingual Newswriting del Programa de Periodismo Bilingüe de SFSU.