Paola Saavedra Ramírez es una estudiante indocumentada en su último año que ya no puede atender clases en persona. Pasó su último semestre en la universidad tomando clases a través de Zoom ya que no pudo asistir en persona por trabajar alrededor de cincuenta horas semanales para pagar sus deudas estudiantiles.
Ramírez sería uno de los aproximadamente 500 estudiantes indocumentados en SFSU que serán afectados por el aumento de 6 por ciento en la colegiatura por los siguientes cinco años. Podría ser que la universidad pierda más que un estudiante debido a ese incremento.
Después de graduarse, Ramírez quiere seguir estudiando justicia criminal y desarrollo infantil en la Universidad de Berkeley. Este semestre, Ramírez decidió tomar seis clases para no ser afectada por el aumento de colegiatura que entrará en vigor en el semestre de otoño.
“Ya cuando me di cuenta que eso iba a pasar, dije que no, ya no tengo el apoyo de la escuela, y tampoco de FAFSA,” dijo Ramírez. “Tuve un plática con mi mamá, y también me dijo que a fuerza tenía que hacerlo antes que subiera (los costos).”
El semestre pasado, eligió un trabajo de tiempo parcial para salir de sus deudas, y a partir de este semestre perdió todo el apoyo financiero de la escuela. Ahora trabaja tiempos completo.
Ramírez nació en Jalisco, México. A la edad de tres años, se vino a los Estados Unidos con sus familia con la ayuda de un coyote. Gracias a familiares que tenían aquí encontraron un espacio donde vivir en South San Francisco.
Ramirez no entendía completamente que era indocumentada hasta que tuvo trece años y comprendió que no podía salir de los Estados Unidos a visitar a su familia en México.
Fue hasta sus últimos años de la escuela secundaria que su situación le empezó a afectar. Cuando quería aplicar a la Universidad de Hawaii, fue informada por su hermana que les iban a cobrar matrículas fuera del estado, y que esto sería muy caro. También que para cualquier escuela que quisiera asistir tendría que pagar matrículas como residente fuera del estado porque técnicamente, no era residente de ningún estado. Por esa razón, eligió ir al colegio comunitario después de graduarse de la escuela secundaria.
Después de transferirse a SFSU, Ramirez se involucró mucho con la comunidad latinx en el campus. Es miembro de Mejorando sueños, equidad, acceso y éxito (IDEAS) y es una de las fundadoras del Latinx Queer Club. También fue embajadora para la Promoción de La Salud y bienestar (HPW).
“Fue solamente porque tuve pasión para ayudar a otras personas, y no supe cómo hacerlo,” dijo Ramirez. “Hago lo que puedo porque para mi es importante usar mi voz para apoyar a los demás que no pueden. Gracias a Dios que me dio la oportunidad de ayudar a la comunidad.”
Ramírez cree que al tomar clases en línea ha perdido el apoyo de sus profesores y comunidad. Ahora, se siente rechazada porque ya no tiene soporte. Además de esto, extraña todo lo que significa ser estudiante en SFSU.
“Me encantan mis amigos pero no he podido verlos; estaba en el Latinx Student Center hablando con ellos cada día,” dijo Ramirez. “También haciendo amistades en la clase con profesores y estudiantes. Comiendo en la cafetería, estudiando… amo ser estudiante, pero es diferente cuando tienes tus audífonos en casa.”
Adrian Reyes, ha estado involucrado en el Latinx Queer Club desde que se creó. Conoció a Ramírez en el Latinx Student Center en su primer semestre en la Universidad. Continúan trabajando juntos, pero porque ella ya no viene en persona, lo encuentra difícil trabajar en cosas relacionadas con el club. Dijo que Ramírez era responsable de la promoción del club y de crear sus páginas de redes sociales.
“Ya no tenerla en el club es algo muy triste, era alguien que desde el principio me ha ayudado mucho,” dijo Reyes. “Hablar con ella me hizo hacer muchas conexiones con otras gente, y me hizo sentirme más cómodo hablando con la gente de la escuela.”
El presidente de IDEAS, Oliver EliasTinoco, ha conocido a Ramirez desde sus adolescencias en la escuela primaria, pero no se hicieron amigos hasta que los dos vinieron a SFSU. EliasTinoco recuerda encontradola por primera vez en el edificio de Cesar Chavez, donde Ramirez le introdujo al Latinx Queer Club.
EliasTinoco recordó que ambos estaban involucrados en la organización ‘voces de lucha’ en sus escuela secundaria. Era un organización de justicia social donde ayudaron con muestras de “Black Lives Matter,” y organizaron reuniones para la población indocumentada e inmigrantes. Haciendo trabajos como estos les inspiró a continuar su lucha cuando llegaron a la universidad. EliasTinoco describe el sentimiento de no tener a su amiga en el campus como un espacio que no ha sido llenado.
“No pasa ni una semana donde no oís a alguien diciendo, ‘dónde está Paola?’ Es todo lo que hablan porque ella era una persona muy prominente en la universidad. Ella siempre estaba en los centros, señalando a las personas la dirección correcta,” dijo EliasTinoco.
Ahora que Ramírez no está en el campus frecuentemente, otras personas hacen el trabajo que ella hacía. EliasTinoco describe como ‘devastante’ el que ya no puede ver a su amiga cada día por los grandes gastos para pagar una educación más cara en California.
EliasTinoco dijo que(como estudiantes indocumentados) hacen todo lo que pueden, pero la responsabilidad de mantener la población indocumentada calle sobre los administradores que toman decisiones. Aunque la población indocumentada ha creado una comunidad en la universidad, ellos(CSU) definitivamente tienen la última palabra si ellos se quedan en la escuela o no.
“Aumentar la colegiatura definitivamente significa que ellos pueden jugar con el espacio físico que ocupas como estudiante,” dijo EliasTinoco. “Ya[como estudiante indocumentado] mentalmente y psicológicamente es duro, pero ahora nos están afectando físicamente porque nos están sacando del campus.”
Aunque se enfrenta con la posibilidad de quedarse en casa aprendiendo en línea si decide hacer su, maestría, Ramirez vive bajo la impresión que tiene salir adelante por cualquier manera.
También quiere que otros hagan lo mismo, y Ramirez hace su parte en su trabajo como amonestadora de casos. En este trabajo ayuda a jóvenes que están siendo expulsados de la escuela o encarcelados la oportunidad de buscar trabajo, graduarse y salir adelante. Un día típico en su día incluye recogiendo jóvenes de la escuela y ayudándoles aplicar para colegio.
Albert de la Tierra, o Profesor Lobo como le llaman sus alumnos, era profesor de Ramirez y le ha conocido por la mayor parte de su tiempo en la universidad. De la Tierra es profesor de justicia criminal y ha estado enseñando en SFSU desde 2019.
“Le he visto cambiar su estilo de vida, explorar diferentes maneras de pensar y pedir la ayuda de sus compañeros de clase,” dijo de la Tierra. “Lo que eso significa es una determinación de salir adelante, estoy confiado en que ella va a realizar sus sueños en menos tiempo que otras personas.”
Dijo que a los profesores las colegiaturas les afecta también porque sus estudiantes de hoy y en el futuro quizás van a tener más obligaciones y eso impactará sus estudios. De la tierra mencionó que Ramirez le contó su sueño de algún día abrir una organización de non-profit.
El sueño de Ramirez es obtener su certificado de máster para abrir su propio nonprofit en South San Francisco. Específicamente un centro de recursos para familias que ofrece aseguranza gratuita para niños y gestión de casos para familias recién llegadas a los Estados Unidos. Básicamente sería un centro de servicios para las familias en la comunidad.
Como va ser la primera persona que se gradue en su familia, lo describe como un alivio que ya puede devolver todo el esfuerzo y dinero que sus padres pusieron en ella. Dijo que una de las razones que elijo estudiar dos temas es porque quiera dar a cada una de sus padres un certificado de graduación.
“Si se puede, aunque se siente que no hay paso, siempre hay una manera de salir adelante y poder ser lo que quieres con tu futuro,” dijo Ramirez. “Las leyes no deben limitar tu futuro, solamente por unos papeles que te dicen que eres legal o ilegal.”